El modus operandi:
Es casi siempre el mismo. Sea por “entregadores” o por “inteligencia” propia, “marcan” a la chica que les interesa como pieza de caza para someterla a explotación sexual. Luego, en un operativo tipo comando la “levantan” en un vehículo y de inmediato, por medio de la violencia (golpes y amenazas) la hacen tomar conciencia de su flamante condición de esclava. Para facilitar el traslado, se valen de somníferos u otras drogas. Cuando la víctima recobra su lucidez ya está en manos de regentes de prostíbulos donde de inmediato la obligan a comenzar a “trabajar”.
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